La temática de la percepción del diseñador en la sociedad cubana está bastante presente en la actualidad de los círculos especializados. En los últimos años, los esfuerzos tanto por parte de instituciones oficiales como de iniciativas independientes, han estado centrados en el tema de la promoción en Cuba de la cultura del diseño y de las potencialidades de la profesión. Verdaderos mecanismos de comunicación social han estado actuando para sensibilizar al público sobre su valiosa función y sobre el verdadero valor agregado que representa para la eficacia de mensajes, productos y procesos.
Por ejemplo, recientemente la revista cubana de artes visuales Artcrónica dedicó un número especial al diseño, y expresó en su introducción esta misma preocupación relativa a la resonancia de nuestra profesión: “El diseño es una de las manifestaciones con mayor presencia e impacto dentro del ámbito cultural y social cubanos. Sin embargo, ese nivel de protagonismo no parece guardar correspondencia a veces con determinados criterios de subestimación que todavía prevalecen en algunas entidades en torno a la figura del diseñador y el valor nominal de su trabajo; y mucho menos, con la moderada -por no decir escasa- atención valorativa y curatorial que le ha estado brindando la crítica especializada.”
“Con el propósito de compensar en cierta medida esta ausencia confrontacional e intentar un balance actualizado sobre las concepciones y tendencias productivas del diseño gráfico e industrial cubanos, nuestra revista ha decidido dedicar un dossier –digital e impreso– a tan importante temática.”
Artículo publicado en la Revista Alma Máter provoca enérgicas críticas entre los diseñadores cubanos
Tal vez el hecho de encontrarnos en este contexto donde, a pesar de los esfuerzos mencionados, y otros, aún no se escribe lo suficiente sobre diseño y diseñadores cubanos, ha tenido que ver en la intensa la sorpresa y el mayoritario desagrado que ha provocado el texto publicado el pasado 13 de mayo en la sección Quién le pone el cascabel al látigo de la revista Alma Máter, publicación destinada a los universitarios cubanos.
El escrito caricaturiza y magnifica atributos que el autor, de manera jocosa, adjudica a los representantes del gremio. En esta descripción satírica, titulada Diseño ¿o el arte de la guapería?, salen a relucir comportamientos como la impuntualidad, el empecinamiento, el irrespeto hacia el cliente y hacia la jerarquía, o la chabacanería. A pesar de su intención satírica, y de haber sido publicado en una sección humorística, el escrito ha sido blanco de numerosas críticas. Muchos diseñadores cubanos lo calificaron de irrespetuoso, reductor y superficial.
Lamentablemente, los códigos utilizados no produjeron el efecto divertido deseado. El mensaje no pasó. En lugar de esto, como demuestra la gran cantidad de reacciones de profesionales ofendidos, el texto fue recibido por la mayoría de los diseñadores cubanos -salvo algunos que sí se identifican con los comportamientos descritos- como un menoscabo a la imagen del gremio.
Cabe señalar que aunque el autor haya dedicado el texto a toda la cofradía, éste tiene su origen en sus propias experiencias personales con amigos y colegas diseñadores. Incluso algunos de ellos leyeron el texto antes de su publicación y dieron su conformidad. Así lo explica el periodista en su segundo texto, La Liga de la Justicia. Mi debate nocturno con algunos diseñadores, publicado en respuesta al artículo inicial, en el que también expresa que que no comprende la reacción de las personas que se sintieron agredidas: «Afortunadamente para mí, antes de publicarlo compartí el texto con algunos diseñadores quienes, entendiendo la intención de sátira del texto, lejos de ofenderse, rieron a partir de algunos de los estereotipos o imaginarios que el mismo sugiere. De ahí, mi alarma, al notar las reacciones de personas ofendidas por el texto.»
Con respecto a su admiración por los diseñadores cubanos, el autor declara: «creo que mi día a día demuestra el respeto y el cariño sincero que siento por este gremio de profesionales, a los que conozco y respeto.»
Enlaces a los textos en cuestión: