Dictadura y manipulación

Como expresé en entrevista con la revista Artcrónica, siempre trato de que mis actividades de esparcimiento tengan que ver, de cerca o de lejos, con mi profesión de diseñadora. Así, para leer durante estas vacaciones de Pascuas, me compré un número especial de la conocida revista francesa de psicología «Les dossiers de psycho». Cada número de esta revista-libro trata un tema específico. El que adquirí se llama «Las trampas de la manipulación». Recorriendo sus páginas me topé con que uno de sus capítulos, titulado «Dictadura y manipulación», trata sobre las estrategias que emplean los regímenes dictatoriales para socavar la vida democrática y destruir a personas e instituciones. Lo traduje y lo pongo a disposición bajo estas líneas.

Dictadura y manipulación

« Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; más abominable es el hecho de que fomenten la idiotez. »

Jorge Luis Borges

¿Qué es una dictadura?

Antes de determinar cómo un régimen dictatorial manipula a sus víctimas, nos parece importante definir el término dictadura.

Una dictadura es un régimen político arbitrario y coercitivo en el que todos los poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) están en manos de un hombre o grupo de hombres. Como este poder no está controlado por autoridades superiores, las libertades individuales no están garantizadas.

A menudo, una dictadura se impone y se mantiene por la fuerza, apoyada por uno o varios grupos sociales (militares, religiosos…). En la práctica, una dictadura se asimila al totalitarismo, con un único partido y una única ideología, impuesta a todos.

Pero, ¿con qué medios consigue un dictador ese resultado? ¿Cuáles son las técnicas de manipulación más utilizadas por este tipo de régimen?

La subyugación a través del miedo

La creación de un clima de ansiedad es la primera arma de una dictadura. De hecho, una persona ansiosa, y más aún un grupo de personas ansiosas, se comportará de forma más primaria y, por tanto, más predecible que una persona sin restricciones. En su esfuerzo para escapar de este estado de ansiedad, estas personas tenderán a actuar como se les dice.

Hay muchas maneras de crear un clima de miedo. Los medios de comunicación suelen desempeñar un papel muy importante en este tipo de campañas. Comunican sólo sobre temas angustiosos: la inseguridad, el desempleo, las guerras, el terrorismo, las diversas formas de violencia. Cada pueblo tiene sus propias neurosis y miedos viscerales, entonces es fácil para quien los conoce activarlos para utilizarlos mejor.

Las prohibiciones numerosas y abusivas, que erosionen las libertades individuales, son también una fuente de ansiedad. Toques de queda, prohibiciones de cantar, bailar, expresarse o reunirse: hay innumerables formas de crear restricciones. Paralelamente, se lleva a cabo un control minucioso e intrusivo, tanto en la vida pública como en la privada de los ciudadanos, para comprobar si su sometimiento es real o fingido. Por último, para impresionar y disuadir a los más virulentos, también es útil «dar el ejemplo»: ejecuciones públicas, represiones sangrientas, torturas y otros duros castigos infligidos a los que se resisten al régimen. ¡Estas son a menudo las garantías de un pueblo sumiso! Como decía Mao: «¡Si castigas a uno, educas a cien!»

La manipulación de la información

Como una dictadura se basa muy a menudo en una sola ideología, es importante que toda la información que circula consagre esta ideología. Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, el pueblo alemán recibía todos los días noticias alegres del frente, incluso cuando el ejército alemán sufría grandes pérdidas: el nazismo no podía fracasar en su «misión»… Del mismo modo, no es raro que se reescriba el pasado para adaptarlo al presente: la gente es llevada a olvidar secciones enteras de su historia, en favor de relatos heroicos que engrandecen al dictador o que conmemoran una determinada época dorada del país. El revisionismo es entonces de rigor: los libros de historia se reescriben, la escuela se controla…. Además, los dictadores suelen esforzarse por reclutar a militantes muy jóvenes, cuando el individuo aún es todavía maleable, como atestiguan los grupos de las «Juventudes Hitlerianas» de la época.

Por último, la manipulación de la información implica mantener al pueblo en la ignorancia: ¿cómo se puede desarrollar un espíritu crítico y ser objetivo si no se puede acceder a varias fuentes de información? Por eso Borges, al que citamos, se pronuncia contra la dictadura, porque la ignorancia («la idiotez») es el caldo de cultivo ideal para los prejuicios y la manipulación.

El aislamiento

El miedo y la desinformación contribuyen al progresivo aislamiento del pueblo. La entrada y salida de personas, bienes e información está limitada y controlada. Las fronteras y las mentes se cierran. El aislamiento impide los levantamientos: la gente no puede comparar su situación con la de otros pueblos, lo que hace que la propaganda y la manipulación sean más eficaces.

La creación de un culpable

Cualquier ideología utilizada en una dictadura tiende a crear un contrincante contra el que luchar. Este enemigo, que tiene más de chivo expiatorio que de verdadero culpable, puede ser encontrado en las filas de los ciudadanos (minorías étnicas, políticas o religiosas, intelectuales y escritores….), empujando así a la sociedad a caer en la denuncia, la traición e incluso la guerra civil. Pero también puede estar representado por un concepto o ideología antagónica, como por ejemplo, el capitalismo frente al comunismo. La manipulación consiste, pues, en canalizar la agresividad del pueblo hacia «enemigos» cuidadosamente elegidos por los gobernantes.


«Dictadura y manipulación», traducido de Les Dossiers de Psycho, N° 47, p. 26-28, 30 de marzo de 2022.


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