Durante los últimos años hemos podido asistir a la creación de varias pequeñas marcas de moda en la capital habanera y en algunas otras ciudades del país. Capicúa Fashion es una de ellas.
Capicúa Fashion constituye la materialización de las aspiraciones personales de la diseñadora cubana Laila Chaaban, graduada de Diseño Industrial y especializada en diseño de vestuario. Tras vivir un tiempo fuera de Cuba, Laila regresó a la Isla en 2016 con el propósito de crear un proyecto que tomaría forma tres años más tarde.
“Creo que en el país hay todavía muy pocas marcas surgiendo, sería bueno que se sumaran más. Yo estoy representando mi visión personal de lo que creo debe ser, conceptualmente, la moda en Cuba, desde la intimidad de quién soy y la mayor sinceridad posible”.
A pesar de las responsabilidades, las dificultades y la cantidad de trabajo que genera crear una marca propia, la diseñadora cubana decidió hacerlo, ya que «trabajar para alguien más, sobre todo en temas creativos, significa ir bajo una estética que no es la propia y principios creativos que no son exactamente los tuyos», explicó en entrevista al proyecto SEMlac.
«Una casa de modas permite un espacio de creación libre, trabajar bajo tus propios parámetros”
Según declara la marca en su página de Instagram, es su deseo reflejar los valores transculturales de la sociedad cubana con un enfoque sostenible y local.
Líneas estructuradas y colores potentes
Los llamativos diseños de Capicúa Fashion, destinados al público femenino, destacan por el colorido de los tejidos y las formas singulares de las piezas, que son producto de la influencia de la arquitectura en la obra de la diseñadora.
«De alguna manera mi estilo es semi-arquitectónico. La ropa la asumo como figuras y estructuras, pienso siempre en las líneas y la resistencia”
La emprendedora, al hablar de su visión algo industrial de la moda y de su gusto por el diseño de productos, mobiliario y espacios, recuerda el concepto de otra diseñadora, Yamile Salomón Infante, creadora de la marca Joy Color, cuando contaba cómo traslada a sus piezas la influencia del estilo arquitectónico del minimalismo tropical.
En su mayoría estampadas, las piezas de Capicúa Fashion reflejan la influencia de los tejidos del wax africano, una estética altamente gráfica y cromáticamente muy pujante.
Un nombre de marca fiel al concepto de la empresa
La palabra capicúa define a una cifra, palabra o frase que se lee de manera idéntica de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Desde el punto de vista etimológico, el término proviene del catalán. La partícula cap se refiere a la cabeza y cúa a la cola. Así, la denominación del proyecto revela la promesa esencial de la marca: ofrecer piezas que respondan a un ciclo cerrado y continuo, bajo el concepto de cero desperdicio.
“Representa el carácter cíclico de la vida, la relación entre la vida y la muerte, el día y la noche»
Laila decidió desafiar los estereotipos y romper con lo que tradicionalmente encarna lo femenino al elegir como mascota de su marca un leviatán (monstruo marino).
Capicúa Fashion, slow fashion
Una ropa de origen natural, de alta calidad, cómoda y respetuosa con el medio ambiente y las personas, es la opción ética frente al consumo desenfrenado que ha convertido a la industria textil en una de las más despilfarradoras y contaminantes. A esta filosofía se le ha venido llamando moda lenta (slow fashion).
Los criterios de cero desperdicios y uso de la totalidad del tejido que constituyen el fundamento de Capicúa Fashion la colocan dentro de esta tendencia. La marca está enfocada en la sustentabilidad del diseño, pensando en el ciclo productivo: desde dónde viene la materia prima y qué hacer después.
«El estilo de patronaje que yo me he creado es una especie de juego lúdico. No comienzo con un dibujo de cómo quiero que sea la pieza, sino que creo las estructuras a partir de un juego con las telas, sin desperdiciarlas”.
En su compromiso medioambiental, Capicúa Fashion ha renunciado a emplear botones, zippers (cierres de cremallera) o accesorios de plástico, pues son complementos que dificultan luego el proceso de reciclaje. Utiliza tejidos naturales, como el algodón, por ser biodegradables y mejor adaptados al clima tropical.
Cada pieza es única e irrepetible. Toda la ropa es ajustable y le sirve a la mayoría de las tallas. Además de facilitar el proceso de fabricación, este sistema tiene la ventaja de que la ropa su ajusta a los cambios corporales (variaciones de peso, por ejemplo) y le sirve a las personas durante más tiempo.
«Las personas no deberían ajustarse a la ropa, sino la ropa adaptarse a la vida de los seres humanos”
La tienda-taller
La tienda se encuentra en el mismo lugar que el taller, en San Lázaro #55, entre Cárcel y Genios, en Centro Habana. Fue inaugurada en abril de 2019. El local fue cuidadosamente seleccionado, reparado y ambientado según el concepto de Capicúa Fashion.
“Desde que tuve la idea hasta que abrí, pasaron años»
“Desde que tuve la idea hasta que abrí, pasaron años. No quería establecer la marca sin tener un espacio, pues yo creo toda una historia y un contexto para la pieza. Controlar la escenografía es esencial para poder expresar lo que se quiere decir. Buscar el espacio, arreglarlo”.
Laila se encarga del diseño, la confección de los patrones y el corte de las piezas. Cuenta además con la ayuda de dos costureras y dos dependientas.
Una estética ecléctica aplicada a la moda
Sobre la moda en Cuba, Laila expresa: “Creo que la moda en nuestro país está en vías de creación, en gran parte a partir de tradiciones y de una línea visual propia. Como cubanos tenemos una estética ecléctica muy fuerte y ahora la estamos aplicando a la moda. Es muy interesante, porque lo que se hace tiene mucho en común. Puede que haya una relación muy estrecha con el arte. Es toda una línea que transita en los espacios creativos desde mini industrias, con una estética cubana y conceptos culturales propios”.
Adaptado del artículo «Capicúa Fashion: diseño cubano sustentable»
Imágenes: Página Facebook de Capicúa Fashion