¿Se necesita todavía presentar a Edel Rodríguez Molano (Mola), y repasar su trayectoria desde la época de su formación en el Instituto Superior de Diseño de La Habana? ¿Es preciso acaso recordar su trabajo como ilustrador, diseñador gráfico y realizador audiovisual para importantes instituciones culturales cubanas como la Unión de Artistas y Escritores (UNEAC), el Instituto Cubano de Cine (ICAIC) y la Escuela de Cine y Televisión de Cuba (EICTV)? ¿Es realmente inevitable enumerar las numerosas exposiciones en las que ha participado, en Cuba, Francia, Alemania, Chile, Argentina, España, Finlandia, Estados Unidos, Suiza? ¿De veras cabe, a estas alturas, citar los reconocimientos con que ha sido agraciado, por ejemplo el premio Caja Alta y el segundo premio en la Bienal del cartel en México (BICM) en 2014, y el primer premio en la Bienal del cartel de Bolivia (Bicebé) en 2015?

Si así fuera, también habría que mencionar sus apariciones en importantes publicaciones como la revista Arte Cubano (Cuba), la revista Étapes (Francia), SLANTED Magazine nº 21, Cuba: The New Generation (Alemania), el libro Cuba Gráfica. Histoire de l’affiche cubaine (Francia), el libro Cinegrafismo (Canadá). Y a todo ese arsenal habría que añadir la más reciente, en la séptima edición el libro Freistil. Das Buch der Illustration, también conocido por su nombre en inglés, The Illustration Book (El libro de la ilustración), un proyecto impulsado por el diseñador, editor e ilustrador alemán Raban Ruddigkeit, dedicado en esta edición a la ilustración de contenido político como herramienta lúdica de comunicación.

Freistil. Das Buch der Illustration #7.

«La ilustración es más que la representación de la realidad. La ilustración exagera e interviene», escribe Raban Ruddigkeit en esta edición del Freistil, en cuyo diseño de cubierta los colores del arcoíris, vueltos iris y pupila (un ojo que atrae el ojo), se estructuran concéntricamente: siete colores para una séptima vez.


Freistil. Das Buch der Illustration

Freistil. Das Buch der Illustration ha seguido la diversidad y la renovación de la ilustración durante casi veinte años, presentando las últimas propuestas de las estrellas del panorama. Así, «The Illustration Book» ha estimulado el surgimiento de una comunidad creativa que se apoya e inspira mutuamente. Exposiciones, conferencias y participaciones en congresos hacen que el libro resurja una y otra vez.

«¡Ilustracción!»

El libro Freistil. Das Buch der Illustration # 7 reúne en 376 páginas a 157 ilustradores de diez países. La editora Karin Schmidt-Friderichs resume el enfoque: «Día tras día, nos vemos invadidos por una avalancha de imágenes en Instagram y compañía. Cientos de miles de fotos, ninguna de las cuales dice realmente mucho. La ilustración, en cambio, es diferente: crea imágenes que cambian los pensamientos, las acciones y los sentimientos de quienes las miran. La ilustración interpreta, enfoca y caricaturiza, altera las predisposiciones y, por tanto, desencadena el cambio. La ilustración es acción: ¡Ilustracción!». Raban Ruddigkeit formula en su prefacio que la creatividad no surge a pesar de las circunstancias adversas, sino a causa de ellas.

«Los sistemas autoritarios le temen al poder de las imágenes»

La editorial Hermann Schmidt escribe: «Los sistemas autoritarios le temen al poder de las imágenes. Cuantos más autócratas experimenta el mundo, más importante se vuelve el significado político de la ilustración; sin embargo, por desgracia, el peligro también crece para aquellos que tienen el valor de sostener un espejo ante el mundo. Este número de Freistil es, por tanto, mucho más que una invitación a descubrir nuevos talentos». Es por eso que Freistil. Das Buch der Illustration #7 ofrece también un espacio a ilustradores de países como Irán, Cuba y Rusia.

A raíz de las preguntas de Diseñadores cubanos por el mundo, Edel Rodríguez Molano, «El Mola» nos cuenta el camino que lo condujo a las páginas de este tomo y nos comenta sobre la ilustración que se incluye en él. Por supuesto, aprovecharemos para adentrarnos en los vericuetos de su proceso de trabajo y conocer cómo vive y siente la ilustración este talento cubano internacional.

Mola, ¿por qué vía llegó a ti la invitación a integrar el Freistil. Das Buch der Illustration?

Hace un tiempo hicimos una especie de recorrido cultural por Alemania, donde conocimos varios estudios, en Berlín, en Munich, en Leipzig. Ahí conocimos amigos, agencias, e hicimos contactos, entre ellos Raban Ruddigkeit. De eso ha quedado una relación bonita entre esos profesionales y nosotros. La primera vez que Raban me contactó fue para el Freistil anterior, el número 6, para que participara y mandara alguno de mis trabajos para aparecer como parte del grupo de ilustradores que él promovía en su libro. 

Me sentí halagado porque más allá de las buenas relaciones que tenemos, incluso más allá de lo profesional, la cultura alemana tiene eso, que por mucho que se lleven bien contigo, o te conozcan, no tienen ningún compromiso: sólo si les gusta de verdad tu trabajo te llaman. O sea, quiere decir que les interesa realmente. 

«Recuerdo que me enamoré de ese libro.»

Además, se trata de una persona que yo admiro: conozco su trabajo, conozco lo que hace tanto en tipografía como en ilustración. Para mí es una persona importante dentro del mundo de la gráfica, en Alemania y en Europa en general. Y entonces para mí fue de verdad un orgullo que me quisiera incluir en este libro, que yo había visto, de hecho, en ese tour anterior: yo recuerdo que en esa primera vez el libro iba por la quinta edición, el Freisteil # 5. Recuerdo que me enamoré de ese libro.

Recientemente él se puso en contacto conmigo y me dijo que él está siguiendo lo que estoy haciendo, que le gustan las cosas que ha visto de mí, y que quisiera incluirme en este número que especialmente tocaba el tema de la ilustración que se acerca más a lo social, a lo político.

¿Qué incidencia tiene para tu carrera este proyecto?

Cada vez que me invitan a cualquier proyecto, a cualquier cosa que tenga que ver con gráfica, yo creo que yo siento la misma motivación. El fenómeno de la invitación, que te inviten a formar parte de algo, que cuenten contigo, ya a mí me llena de regocijo. Por supuesto, dentro de esto hay niveles, que tienen que ver no sólo con el proyecto: hay cosas que a mí me enamoran aunque a lo mejor no tienen el mismo alcance, pero uno está consciente del alcance que tiene un proyecto como éste, que es un libro serio, que va ya por la séptima edición, en un contexto de ilustración internacional: algo sólido que va elevando la escala de mis intereses.

Yo creo que eso es lo que ha significado para mí, que mi trabajo aún llame la atención en figuras como Raban, o como Lars Harmsen, otro amigo, que es el director del Slanted: son personas muy activas en generar proyectos, tienen un estado superior en la gráfica. Yo muchas veces pienso en hacer proyectos personales -que son como a menor escala, aunque lo disfruto mucho-, pero cuando veo a esta gente, cuyo proyecto es generar libros, revistas (yo sé que las circunstancias son diferentes, todo el contexto…) para mí es brutal. Para mí es un orgullo, un placer, más cuando yo soy un coleccionista empedernido: la noción del libro como objeto, me encanta, y el poder tener trabajos en este tipo de soporte se suma a toda esa alegría.

¿Qué temas abordas en la entrevista que te hicieron para el Freistil. Das Buch der Illustration?

En la entrevista yo hablo básicamente de la ilustración de modo general, y en algún punto toco el acercamiento al tema social, político; un tema que yo creo que está presente en la vida cotidiana del cubano y por tanto en el trabajo del ilustrador. Hablo de una ilustración para una publicación periódica cubana que finalmente no fue publicada: no hubo un feedback negativo, simplemente decidieron no utilizarla; es el derecho de admisión que puede tener cualquier editorial en cualquier lugar.

«Las cosas tienen matices y para analizarlas de manera seria hay que ver todas las aristas.»

Era para el periódico La calle del medio. Hicieron un encargo específico, para la cubierta de un número que iba a estar dedicado a la figura Fidel Castro, por sus 90 años, y me llamaron. Yo creo que hay gente que a lo mejor lo llaman y le piden eso, y, o rechazan, o le entran de otra manera: yo no, para mí eso significaba un reto, yo quería decir algo sobre eso, pero quizás esperaban algo más épico, más prosopopéyico, de esas cosas edulcoradas, de las que estamos cansados de ver de la figura de esa persona. Por ese lado, o por el lado contrario totalmente: no hay términos medios que evalúen la figura de Fidel. Entonces yo me di a la tarea de tratar de buscar algo lo más sincero posible, y envié esa ilustración.

Edel Rodríguez Molano (Mola). Freistil. Das Buch der Illustration.

Tiempo después, en un documental que hacía el ICAIC, una institución donde yo colaboro regularmente en la parte de carteles, estaban haciendo un documental, -la figura de Fidel ya fallecida-, y me invitaron a hacer el cartel de este documental, que tenía ese tono que yo había manejado en aquella ilustración: trataban de visualizar a la figura de Fidel sin glorificarlo. El documental era bastante crítico, y cuando yo presenté esta idea -la desarrollé de otra manera, hubo cosas que cambié en función del documental pero básicamente el concepto era el mismo-, les pareció que reflejaba perfectamente esa dualidad que representa esta persona, que es odiada por muchos e idolatrada por otros, eso sí es incuestionable.

«No cabe un análisis de profundidad en una sola ilustración»

Y la ilustración habla de eso, de cómo las cosas están compuestas. Que las cosas tienen matices y que para analizarlas de manera seria hay que ver todas las aristas. Por supuesto, no cabe un análisis de profundidad en una sola ilustración, yo no creo que eso sea posible, pero uno trata de abarcar lo más que puede en su trabajo, tratar de ser lo más serio y lo más consecuente posible. Si es un tema agudo, uno trata de traducir esa agudeza en la ilustración, trata de llevarla a un plano de observación del fenómeno, y de no tomar posturas. Yo, por supuesto, tengo mis ideas, mis criterios, soy un ser humano como cualquier otro. Pero intento, cuando hago un trabajo de este tipo, despojarme de esas cosas. Humanamente eso es un poco difícil, pero trato de analizar en frío la situación o el fenómeno en cuestión: hacer de verdad el ejercicio que debería hacer una persona que hace un trabajo de este tipo, alejarse y reflejarlo lo más cercano a la realidad posible.

Esa es la historia de esta ilustración: una ilustración rechazada por una editorial, que luego fue aceptada por una película cuyo cartel se imprimió aquí, existe. Es decir, que ha tenido una dinámica interesante.

Además de este enfoque de distanciarse para garantizar equilibrio y seriedad, ¿hay otras pautas que caractericen tu obra?

Yo creo que cuando trabajo intento hacer un comentario gráfico, pero como mismo pasa en la vida, alguien llega y hace un comentario en medio de una situación, y a partir de ahí ese comentario está sujeto a debates; cada persona le puede poner su interpretación. No intento hacer proclamas ni convocatorias: mi intención es plantear un fenómeno y hacer un comentario gráfico con respecto a eso, a ese algo que me está afectando a mí en ese momento, porque uno sí tiene que tener de algún modo un nexo real con el fenómeno: tú no te puedes montar en el discurso de otro, al menos en mi caso, éticamente no me gustaría montarme en el discurso de otro. Es eso entonces, exponer lo que piense yo de algo, y exponerme un poco yo también, porque una vez que lo lanzas te expones a otros comentarios sobre tu comentario, como es en la vida, ¿no?, como es en una conversación fluida normal, pero con otros códigos.

«Quiero ser directo, ser fuerte, y ser respetuoso.»

Y si bien yo no creo que tenga un estilo ilustrativo marcado, -como ilustrador, a lo mejor no tengo un estilo propio- sí intento manejar un mismo tono, y es un tono siempre de respeto, como lo haría en una conversación normal.  La ilustración, la gráfica, forman parte de la comunicación; trato de mantener una conversación educada, pero que no por eso pierda fuerza: que el respeto no se confunda con suavidad, con flojera: hay que abordar el tema de manera fuerte, pero sin armar gritería. Ya te digo, yo siempre comparo con una conversación porque me parece que es una relación interpersonal. Quiero ser directo, ser fuerte, y ser respetuoso. Siempre trato de predicar con el ejemplo.

Esa es la parte de la que te puedo hablar conscientemente, ahí tú sabes que hay cosas que juegan, -factores que te mueven que uno ni se da cuenta, que uno no analiza, lo hace de manera instintiva-, que están ahí también, me imagino. Pero te hablo del proceso consciente, de las intenciones que yo tengo cuando enfrento este tipo de trabajo.

¿Qué significa para ti ser diseñador cubano?

Si alguien me preguntara acerca de cómo hago para caminar, me haría pensar un poco. Tal vez porque es de esas cosas que uno hace sin pensar, pero cuando me lo preguntan hace que lo valore en su justa medida. Algo parecido me pasa cuando me preguntas: ¿qué es para ti ser diseñador cubano? Pues eso: algo en lo que no reparo mucho, ¡para evitar ponerme nervioso y no perder el paso!


Fotos: Raban Ruddigkeit, Verlag Hermann Schmidt

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