La semana pasada fue inaugurada en el Museo de Artes Decorativas (MAD) de París la exposición «Affiches cubaines. Révolution et cinéma. 1959-2019» (Carteles cubanos: Revolución y cine, 1959-2019).
60 años después de la Revolución en Cuba, el Museo presenta la edad de oro del cartel cubano de los años sesenta y setenta, en un contexto cultural y político que los artistas hicieron suyo. Desconocida durante mucho tiempo a causa del bloqueo y el aislamiento de Cuba, esta escuela estilística apenas comienza a emerger de las puertas cerradas dentro de las cuales fue construida. «Carteles cubanos. Revolución y cine…» propone explorar esta producción gráfica efervescente a través de doscientos cincuenta carteles, en su mayoría pertenecientes a las colecciones del museo.
La exposición permite descubrir y comprender el surgimiento de esta gran escuela de cartelistas cubanos y seguir, a través de ella, la historia de la nación insular. Entre los autores presentes se encuentran grandes nombres de la cartelística cubana, como Alfredo Rostgaard, René Azcuy o Félix Beltrán, y también representantes de los movimientos posteriores de la gráfica cubana, como Pepe Menéndez, Nelson Ponce, Edel Rodríguez, Giselle Monzón, Michele Miyares o Darwin Fornés, que vinieron a insuflar un aire de renovación al paisaje gráfico de la Isla, sobre todo tras el período especial, que puso a prueba a los artistas desde todos los puntos de vista: económico, artístico y técnico.
Una conferencia sobre la época dorada de los carteles cubanos
Una conferencia y mesa redonda que tendrán lugar el 27 de noviembre próximo ofrecerán la oportunidad de debatir sobre el contexto histórico, político y cultural en el que se desarrolló la época dorada de los carteles en Cuba. Intervienen Olivier Compagnon, profesor de Historia Contemporánea, director del CREDA (Centro de investigación y de documentación sobre las Américas); Amélie Gastaut, conservadora y curadora de la exposición; Magali Kabous, profesora titular del Departamento de Estudios del Mundo Hispano y Lusófono de la Universidad Lumière-Lyon 2; Darius Kaufmann y Eytan Jan, documentalistas y autores de «À la chaleur des années froides»; y Eduardo Manet, escritor.
Para el Museo, la colección expuesta constituye una mina de oro donde yacen variadas influencias y universos visuales, y la exposición constituye una oportunidad para arrojar luz sobre una zona de las artes visuales cubanas que es todavía demasiado poco conocida.
La insólita historia de la colección de carteles cubanos del Museo de Artes Decorativas de París
El Museo de Artes Decorativas (MAD) conserva cerca de cuatrocientos carteles realizados durante este período. Durante la conferencia de prensa ofrecida con motivo de la exposición, la curadora, Amélie Gastaut, explicó que en 1979, una señora llamada Gisèle Michelin donó cerca de cuatrocientos carteles cubanos fechados alrededor de 1959, año en que Fidel Castro llegó al poder.
La donadora, sobre la cual el museo sabe poco, había estructurado su colección por corpus monográfico y temático, y es gracias al patrimonio de este conjunto que se ha podido realizar la exposición. Desafortunadamente, no se ha encontrado más información sobre la donadora. Los carteles están todos en buenas condiciones. ¿Cómo llegaron a manos de esta señora? ¿A través de coleccionistas? ¿Por medio de los artistas? ¿Los despegó ella misma de donde habían sido fijados? ¿En qué lugares estuvieron colgados? Estas son algunas de las muchas interrogantes que quedan, por ahora, sin respuesta.
Los carteles cubanos son obras de arte
El gran valor de la exposición reside en que pone de relieve la diversidad de las producciones cubanas en materia de carteles. Los carteles son verdaderas obras de arte, y no sólo herramientas para fines comerciales. En la muestra se transparenta cómo la Revolución cubana fue un período decisivo para los diseñadores gráficos, ya que entre 1959 y 1979, cuando fueron prohibidos los carteles comerciales y la publicidad en general, los carteles cubanos pasaron a ser únicamente de tema político, o cultural, porque para Fidel Castro, permitían un acceso directo al arte, sin necesidad de pasar por los museos.
Gracias a estas circunstancias, los diseñadores gráficos de la época tenían total libertad de creación, lo que producirá una escena artística particularmente diversa y visualmente muy rica. La exposición refleja toda la fuerza que este medio puede ofrecer.
«Lamentamos que en un momento en que la publicidad está inundando la vida cotidiana, ésta no sea del nivel de la calidad gráfica y visual de la de Cuba. No sólo sería menos agresiva y desagradable, sino que también ofrecería imágenes interesantes, tanto con respecto al trabajo de los colores, como a la importancia que se le da al dibujo o a la disposición de las composiciones.»
Chloé Coppalle, toutelaculture.com
Las diferentes funciones del cartel
Además, esta muestra de carteles cubanos en París permitirá a los visitantes entender los diferentes roles del cartel de este período. Por ejemplo, Félix Beltrán, que había estudiado diseño, creó carteles basados en símbolos altamente funcionales y desprovistos de todo elemento decorativo, destinados a promover acciones ciudadanas como el ahorro de agua.
El cartel también aparece como un medio de afirmación cultural. La gran época del cartel cubano, 1959-1979, pasa por la época dorada del cartel de cine. Ya sea en blanco y negro o en colores, el dibujo es el centro de atención. Amélie Gastaut explicó a la prensa que las películas internacionales que llegaban a Cuba iban acompañadas de sus propios carteles, la mayoría diseñados según el modelo clásico de la representación del personaje principal o de una escena del largometraje. Sin embargo, para promover la independencia cultural ante los códigos estéticos extranjeros, los carteles fueron recreados por artistas locales. Así, en la exposición «Carteles cubanos: Revolución y cine, 1959-2019 », los visitantes podrán descubrir nuevas formas de ilustrar el cine cubano e internacional.
La exposición de carteles cubanos en París estará abierta hasta el 2 de febrero de 2020.